Otros años no era así, pero al menos éste, en mi tribunal, de estabilización, los opositores se han sentado donde han querido para hacer el examen. No tenían sitio fijo asignado.
¿Qué quieres dar a entender que puede pasar si entregas tu examen el primero? No se asigna ningún número al examen hasta que se tienen todos y se van poniendo las plicas, con dos opositores como testigos. En mi opinión, sí hubo una cosa que podría haber sido mejorable, pero como ninguno estábamos pendientes de poner nombre a ningún examen no nos importó: al recoger los exámenes de cada una de las dos aulas, todos los de una quedaron en el montón encima de todos los de la otra. Pero nada más. Luego fuimos quitando las pegatinas de las plicas en orden aleatorio y pegándolas en los sobres, con lo cual todos los exámenes eran completamente anónimos. Nadie hizo nada raro, y me atrevo a decir que nadie colocó el sobre de ningún opositor donde pudiera reconocerlo.
Lo que está claro es que si algún opositor quiere ponerse de acuerdo con algún miembro de tribunal, lo va a poder hacer fácilmente. Con el papel autocopiativo, el anonimato es el que quiera el opositor que sea. Pero incluso antes, era tan fácil como decirle al miembro del tribunal cuáles eran las primeras palabras de tu tema, o algo así. Eso, me imagino, ha existido siempre y siempre existirá.
No sé qué pasará en el tribunal 1, o en los primeros. En el mío -y tengo que suponer que igual que en el resto- no ha habido nigún tipo de indicación o presión. Hemos corregido los temas y prácticos sin saber a quién correspondían, y en la defensa de la unidad didáctica no hemos visto una distinción clara entre jóvenes y mayores. Gente despistada que se veía que no tenía ni idea de dar clase la había en los dos grupos. Gente buena con ideas claras y facilidad para exponer también. La única diferencia que podría haber habido es que cuanto más mayor, más probable es haber pasado años dando clase y mayor soltura se puede haber cogido. Pero nosotros no notamos ninguna tendencia clara.
Desconozco cómo va el tema de los llamamientos; si es verdad que ahora se puede renunciar a lo que no te interese sin salir de las listas me parece una buena idea, pero siempre y cuando eso sea igual para todo el mundo.
Por lo demás, no hay que ponerse paranoicos. En las oposiciones entran en juego muchas cosas; una de ellas es el estudio, otra la capacidad de hacer una exposición oral clara y convincente, otra, que de verdad creo que no tenéis en cuenta lo suficiente (viendo lo que he visto yo este año), tener una buena ortografía y buena expresión escrita, y, por último -si no me he olvidado nada- la SUERTE. La suerte de que te salga un tema que te sepas, de que el práctico sea más o menos difícil o esté más o menos de acuerdo con lo que a ti se te dé bien, la suerte de que los miembros del tribunal -que, por muy objetivos que intenten ser, son humanos, y distintos entre sí y distintos de los miembros de otros tribunales- consideren adecuado lo mismo que tú consideras adecuado...
No sé por qué hay quien piensa que los miembros de tribunal voluntarios tienen oscuros designios. Yo conozco a varios que se han presentado voluntarios, y aunque me parecen almas descarriadas que no tienen nada mejor que hacer con su vida que desperdiciarla durante un mes de sus vacaciones, son gente normal y corriente, que esgrimen como motivos la curiosidad, las ganas de contribuir al proceso intentando hacer todo lo mejor posible, o la necesidad del dinero, que no es tanto, pero que según y a quién le puede compensar. Sí habrá alguno que se ponga orgásmico con la sensación de poder sobre el destino de tantos opositores, y ese tipo de gente tienen pinta de ser los jefazos que llevan ahí toda la vida. Pues peor para ellos, pero no creo que lleguen a tanto como para ponerse a analizar a quién aprueban y a quién no. Me los quiero imaginar como puteadores profesionales del opositor en general. Y, como digo, como mucho lo podrán hacer en su tribunal. Al resto nos han dejado hacer lo que nos ha dado la gana.
Lo de los exámenes de tipo test es una solución (a mí siempre me han gustado), pero creo que, en conjunto, harían más difícil aprobar. Yo, al menos, prefiero hacerme a la idea de que suspenderé si me sale la bola de un tema que no me he estudiado, pero que podré desarrollar muy bien un tema que sí, antes que pensar que tengo que controlar bien muchos temas para poder contestar a todas las preguntas del test (que, si está bien planteado, no tendrá respuestas fácilmente descartables o claramente correctas). Y, claro, si te quieres equiparar a otras oposiciones, habría que añadir preguntas sobre la Constitución, y específicas sobre las leyes que nos atañen.
Pero no te confundas: no en toda la Administración los exámenes son de tipo test, ni mucho menos. Si te quieres meter a auxiliar administrativo puede que sí, porque -con todos mis respetos hacia ellos- se trata de un trabajo que cualquiera con el bachillerato puede hacer, y el examen es sólo una criba para quedarse con tantos opositores como plazas haya. Pero hay otros trabajos, como el nuestro, en los que creo que hay que medir algo más que la capacidad de empollarse unos temas de memoria. Muchos procesos selectivos tienen cuatro o cinco ejercicios antes de la fase de oposición propiamente dicha, que incluyen test, casos prácticos, desarrollo de un tema... De hecho, creo que nuestra oposición, dentro de las que hay para titulados, es de las más "asequibles" sobre el papel (yo me presenté a otra hace años, y tengo bastantes amigos que se han presentado a oposiciones varias).