Existe además un prejuicio sobre los interinos, como si todos entrasen en el perfil de docente acomodado e incompetente. Habría que decir que eso tiene poco que ver con la realidad, la interinidad es un fastidio para todos, te toca lo peor casi siempre, hay compañeros a quienes se deja un nivel completo, por ejemplo, en 2ESO o 3ESO para que se las apañen. Así que no, esos interinos que viven como catedráticos universitarios no existen, y pésimos docentes los hay también entre los funcionarios de carrera.
Dicho lo anterior, el proceso de selección no puede seguir despreciando la experiencia, antes era todo y ahora es un miserable 1/3, hasta casi hacer irrelevante haber sido docente dos años o siete. Este desprecio traslada a los nuevos opositores la idea de que el aula es fácil cuando todos sabemos que fácil o difícil son percepciones desde la experiencia, y cuando todos sabemos que cada curso hay compañeros de baja por ansiedad, jóvenes y no tanto, que no se hacen con el aula y que no encuentran otra opción laboral que la docencia. Como todos los curros, este requiere un largo proceso de adaptación, y quizá exija un aprendizaje continuo como ninguno. No podemos seguir despreciando la experiencia en los baremos, va contra el propio sistema.
Por supuesto, debería tenerse en cuenta no solo para interinidad haber aprobado procesos, eso supone un valor, tiene mérito porque muchos opositores no lo consiguen nunca, y sobre todo cuando en alguas especialidades la oferta de plazas pasa de 13 a 90 y después 40 de un proceso a otro, y donde el corte cambia tanto de un proceso otro y un año estás fuera con muy buena puntuación y otro dentro con un cinco. Como ya se ha escrito tantas veces en el foro, el proceso es un conjunto de anomalías que se hace trampas a sí mismo cada vez que se convoca.